¡La paz esté con
ustedes!
La Iglesia ha celebrado
esta primera semana después de la noche santa de Pascua como un gran domingo.
Es tan grande el misterio de la muerte y resurrección de Jesús, que se nos ha
ofrecido como un espacio denso y sereno para paladearlo contemplativamente.
Este domingo también
celebramos el día de la Divina Misericordia, que es el último día de la octava
de Pascua. Sor María Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, forma parte
del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús
transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el
modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la
actitud de caridad hacia el prójimo.
El Papa Francisco, el
domingo de la Divina Misericordia del año 2021 expresó:
“Jesús resucitado se
aparece a los discípulos varias veces. Consuela con paciencia sus corazones
desanimados. De este modo realiza, después de su resurrección, la “resurrección
de los discípulos”. Y ellos, reanimados por Jesús, cambian de vida. Antes,
tantas palabras y tantos ejemplos del Señor no habían logrado transformarlos.
Ahora, en Pascua, sucede algo nuevo. Y se lleva a cabo en el signo de la
misericordia. Jesús los vuelve a levantar con la misericordia, y
ellos, misericordiados, se vuelven misericordiosos”.
Dejémonos iluminar por la
palabas del Santo Padre y pidamos la gracia de convertirnos en testigos de
misericordia, para poder anunciar el Evangelio de Dios, que es Evangelio de
Misericordia.