“Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella”.
Cada 8 de septiembre la Iglesia
celebra el nacimiento de la Virgen María, la cual es conocida desde el siglo
VI. Es verdad que el Evangelio no menciona donde nació María, algunos dicen que
nació en Nazaret y otros asignan a Jerusalén como su lugar de nacimiento.
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Esta fiesta se comenzó a celebrarse oficialmente con el Papa San Sergio
(687-701 d.C.) al establecer que se celebraran en Roma cuatro fiestas en honor
de Nuestra Señora: la Anunciación, la Asunción, la Natividad y la Purificación.
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El nacimiento de la Virgen María tuvo privilegios únicos. Ella vino al
mundo sin pecado original y fue elegida para ser Madre de Dios. Era pura,
santa, y tenía la gracia santificante, desde su concepción.
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En la plenitud de los tiempos, María se convirtió en el vehículo de la
eterna fidelidad de Dios.
Celebremos con alegría el
nacimiento de María, pues de ella nació Cristo Nuestro Señor, encomendemos
nuestras necesidades a Ella y regalémosle nuestra oración como señal del amor
que sentimos hacia Ella.