“…el Señor
mira el corazón, no las palabras…”
Este Santo, nació en
Cerreta, Italia, un Domingo de Pascua, el 12 de abril de 1789. Año de la
Revolución Francesa. Su familia era muy
pobre; cultivaban tierras arrendadas en las que él trabajó hasta los 18 años,
sin descuidar el estudio, la oración y las obras de caridad.
Sus padres Santiago
Gianelli y María Tosso, lo forman en una vida simple, esencial, austera, y
lo ayudan a abrirse a los valores auténticos, a una vida genuina.
Aprende a amar el trabajo
que procura el pan, y también a compartirlo con quien pasa necesidad. Desde
pequeño, en su familia aprende que todos estamos llamados a ser santos, que
todos podemos llegar a serlo si lo queremos, y que el camino hacia la santidad
se recorre en lo cotidiano.