4 DE SEPTIEMBRE
Beatificación de
Fray Mamerto Esquiú
"Si lo quiere el Papa, Dios lo quiere"
Mamerto de la
Ascensión Esquiú nació un 11 de mayo de 1826, en la localidad de Piedra Blanca,
provincia de Catamarca. Su familia estaba formada por sus padres, Santiago y
María de las Nieves, sus hermanos Rosa, Odorico, Marcelina, Justa y Josefa, juntos
configuraban una familia sencilla, trabajadora y de vida cristiana.
En el año 1831
enfermó, debilitándose su salud, ante esta situación la angustia de su madre la
llevó a hacerle una promesa a San Francisco. Esta promesa consistía en vestir
al niño con el hábito del Santo cada uno de los días de su vida.
Esto marcó la
vida de Mamerto, quien, con apenas 10 años, entró al convento franciscano de
Catamarca. Después de 5 años, ingresó al noviciado entre los Frailes Menores de
la Provincia de la Asunción en Argentina. El 15 de mayo de 1849 celebró su
primera Misa.
Como sacerdote se
distinguió particularmente en la predicación, ministerio por el cual fue apreciado
no sólo en los ambientes eclesiales sino también en los políticos.
En 1853, al
pronunciar el sermón sobre la Constitución Nacional, pidiendo por la paz y la
unión de los argentinos, se hace conocido en casi todos los ámbitos de la
Nación.
En espíritu de
servicio y evangelización, entre 1855 y 1862, el padre Esquiú aceptó también
desempeñar un papel político activo, como diputado y miembro del Consejo de
Gobierno de Catamarca.
Deseoso de volver
a la vida franciscana regular, obtuvo el traslado en 1862 a un convento de
misiones en Tarija, Bolivia, como misionero apostólico, con el propósito de
llevar una vida más austera y oculta.
En 1870 fue
propuesto a la sede episcopal de Buenos Aires, pero se consideró indigno y, por
tanto, se alejó del país peregrinando a Tierra Santa, a Roma y a Asís.
En
Tierra Santa se encontró con el superior general de la orden franciscana, que
le encomendó reorganizar la orden en la Argentina. Como consecuencia, regresó a
Catamarca a fines de 1878, después de 16 años de ausencia.
A fines de 1878 fue
nombrado candidato a obispo de Córdoba por el presidente Avellaneda.
Renunció al cargo, pero a los pocos días le llegó la orden del papa León
XIII de aceptar la candidatura. Su respuesta fue: "Si lo quiere
el Papa, Dios lo quiere."
Así se convirtió en pastor y padre solícito de
esta diócesis mediterránea, consagrándose el 12 de diciembre de 1880. Fue
caritativo y generoso ante toda necesidad, celoso en su ministerio, manso y
humilde en su expresión, pobre al máximo y sacrificado, se impone realmente por
la práctica de las virtudes, proponiendo la santidad como corazón de la
vida sacerdotal y del compromiso cristiano. El fundamento de su
extraordinaria actividad pastoral fue la intensa vida de oración y de unión a
Cristo.
Marcado por las
fatigas apostólicas muere en plena actividad de celoso Pastor, en la posta
de “El Suncho”, Catamarca, el 10 de enero de 1883.
Fue declarado
Venerable en 2006. El milagro propuesto para la beatificación se produjo en la
diócesis de Tucumán, en Argentina, en el año 2016 en favor de una recién nacida
con osteomielitis femoral grave.
El 18 de junio de
2020 el Papa Francisco promulgó el Decreto sobre el milagro atribuido a la
intercesión del Venerable Siervo de Dios Mamerto Esquiú. Dicho decreto
posibilita la Beatificación de Fray Mamerto Esquiú, el próximo
sábado 04 de septiembre de 2021 en la explanada
de la Iglesia de San José de Piedra Blanca, provincia de Catamarca.