“Mirad mis manos y mis pies: soy yo
en persona”
El Evangelio de hoy comienza con los discípulos de Emaús contando,
muy alegres y exaltados, sobre su encuentro con el Maestro. Todavía no
terminaban de hablar cuando se presentó Jesús en medio de ellos. La primera
reacción fue de miedo por la sorpresa. Jesús, que siempre ve en nuestro
interior les pregunta: “¿por qué surgen dudas en su interior?… soy yo en
persona”.
Imaginémonos la escena: de estar asustados y sin esperanza, Jesús se
presenta resucitado. La alegría del encuentro es tan grande que los apóstoles
no saben cómo procesarla. La aparición de Jesús llenó a los apóstoles de
alegría. Les llenó de ánimo y valentía para su misión. Así debe pasar con nosotros
hoy. El mundo de hoy necesita testigos de la Resurrección
de Jesús.