miércoles, 17 de noviembre de 2021

17 de Noviembre

Noveno Aniversario de la Beatificación de la Hna. María Crescencia Pérez

 Crescencia, violeta del Huerto

El 17 de noviembre de 2012, en la ciudad bonaerense de Pergamino se celebró la misa por la beatificación de la Hermana María Crescencia Pérez. Esta celebración fue presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Ángelo Amato, en representación del papa Benedicto XVI.

La Hna. María Crescencia Pérez nació en San Martín Provincia de Buenos Aires el 17 de Agosto de 1897, su vida terrenal terminó un 20 de mayo de 1932, dejando con su obra una enseñanza inquebrantable de servicio, obediencia y profundo amor a Dios, a su virgen del Huerto y al mundo que la necesitaba.

La vida de María Crescencia Pérez no es sino un mensaje de amor. Llevó siempre en su interior el fuego de un gran ideal: "Hacerse toda a todos". Este ideal, que fue el de su fundador, la quemó por dentro y la estimuló constantemente a donar su vida por la salvación de las almas.
Sencilla, serena, toda de Dios y al mismo tiempo, toda de los hombres, fue puesta en nuestro camino para ayudarnos a descubrir, con renovada audacia, la fuerza inicial y lo que tiene de genuino y de evangélico el carisma gianellino.

Siempre pronta para cumplir la voluntad de Dios es enviada para seguir prestando su servicio en el ámbito asistencial a fines del año 1924. Viaja a Mar del Plata, al Sanatorio Marítimo, donde es responsable del cuidado y educación de las niñas con tuberculosis ósea. A partir de ese momento, su compromiso con los enfermos será una constante en su labor, tanto, que, a consecuencia de ello, contrae una seria afección pulmonar. En Mar del Plata permanece hasta 1928 cuando, a causa de este frágil estado de salud, sus superiores deciden enviarla a Vallenar (al norte de Chile), donde el clima sería más benévolo.  Continúa allí, junto a las Hermanas de la Comunidad, trabajando por y para los enfermos internados en el hospital Nicolás Naranjo. En Valllenar, Chile, en 1932, María Crescencia muere serenamente y en concepto de santidad, tras padecer una gran enfermedad.