La santidad
es Don y llamada
La Solemnidad de Todos los Santos tiene sus orígenes en el siglo IV,
cuando el número de mártires de la Iglesia llegó a ser tal que era imposible
destinar un día del año para recordar a cada mártir. Entonces, la Iglesia optó
por hacer una celebración conjunta para honrar a todos los que habían alcanzado
el cielo, en un solo día, una vez al año.
El Papa Francisco nos ha expresado que los Santos “no son
simplemente símbolos, seres humanos lejanos e inalcanzables”. Son “personas que han vivido con los pies en la
tierra y han experimentado el trabajo diario de la
existencia con sus éxitos y fracasos, encontrando en el Señor la fuerza para
levantarse una y otra vez y continuar el camino”.
No olvidemos nunca que ¡estamos llamados
a ser santos!