¡Jesús, ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
El Domingo de la Divina Misericordia se celebra cada segundo domingo
de Pascua, la celebración de la resurrección de Cristo continúa con esta
fiesta, la cual reconoce que el amor y la misericordia de Dios perduran para
siempre y superan cualquier pecado que pueda separarnos de él.
En la década de 1930, Jesús se le apareció a Sta. Faustina
Kowalska, una monja polaca, y le pidió que promoviera su divina misericordia en
todo el mundo. San Juan Pablo II canonizó a Sta. Faustina el 1º de mayo, 2000.
Cinco días después el Vaticano decretó que el Segundo Domingo de Pascua sería
desde entonces conocido como el Domingo de la Divina Misericordia.
En este día, escuchemos el pedido del Papa Francisco y meditémoslo
en nuestro corazón:
“Pidamos la gracia de convertirnos en testigos de misericordia. Sólo
así la fe estará viva. Y la vida unificada. Sólo así anunciaremos el Evangelio
de Dios, que es Evangelio de misericordia”.