Redescubramos
el Rosario como una hermosa oración mariana
En el día de hoy, la Iglesia celebra a la Bienaventurada Virgen María del Rosario,
advocación de María.
La historia se remonta al año 1208 cuando a Domingo de Guzmán, un
presbítero castellano, se le apareció la Virgen María en una capilla del
monasterio de Prouilhe, Francia, con un rosario en las manos. Le enseñó a rezar
y le dijo que lo predicara entre los hombres. Luego de esta aparición, Domingo
se lo enseñó a los soldados liderados
por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria
se atribuyó a la Virgen María.
En el siglo XVI, San Pío V instauró su
conmemoración litúrgica el 7 de octubre, aniversario de
la victoria en la Batalla de Lepanto,
en la que las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que estaban invadiendo
Europa, denominándola Nuestra Señora de las Victorias. Su sucesor, Gregorio
XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario.