01 de Octubre
Santa Teresita
del Niño Jesús
Sencillez
y perfección en las cosas pequeñas
María
Francisca Teresa Martin Guérin nació en Alençon (Francia) el 2 de enero de
1873. El primer año de su vida tuvo que ser criada en el campo por una nodriza,
pues su madre no podía alimentarla. Sus primeros años de vida fueron muy
felices, pero cuando la niña tenía cuatro años, murió su madre de cáncer. Esto
afectó mucho a Teresita, de modo que se mostraba tímida, callada e
hipersensible, a pesar de que su padre y hermanas redoblaron su ternura con
ella.
En
el año 1883 le sobreviene una “extraña enfermedad”, con alucinaciones y
temblores. Un día, mientras sus hermanas rezaban por ella, le pareció que la
sencilla estatua de la Virgen que tenía cerca, le sonreía, y se sintió curada.
El
9 de abril de 1888, Teresa entró en el Carmelo con el nombre de Teresa del Niño
Jesús. A este nombre le añadiría posteriormente “y de la Santa Faz”, cuando su
padre sufrió períodos de alucinaciones y hubo de ser ingresado en un
psiquiátrico. Enfermedad que él vivió con gran fe, pero por la que sus hijas
sufrieron mucho.
En
el Carmelo, Teresita ahondó en la Sagrada Escritura, fundamentalmente en los
Evangelios, donde veía las huellas de Jesús. También las lecturas del antiguo
testamento.
Con
los años, va creciendo su experiencia del amor incondicional y gratuito de
Dios, sintiéndose llamada a vivir en el agradecimiento y abandono confiado de
un niño en brazos de su madre. Esto le conduce a entender el valor de las
más pequeñas obras realizadas por amor, afinando en el amor cotidiano, en los
más mínimos detalles. Llega a entender que su vocación en la Iglesia es el
amor. Mujer sencilla, que vivió sin hechos extraordinarios, sin éxtasis ni
milagros, conoció la aridez en la oración y las incomprensiones, lo que nunca
le quitó una serena alegría y una paz que cada vez colmaban más su corazón.
En
la Pascua de 1896, Teresa tiene una hemoptisis, síntoma de la tuberculosis.
Quería ir a una misión en Indochina pero su salud no se lo permitió. Sufrió
mucho los últimos 18 meses de su vida. Fue un período de sufrimiento corporal y
de pruebas espirituales. En junio de 1897 fue trasladada a la enfermería del
convento de la que no volvió a salir. A partir de agosto ya no podía recibir la
Comunión debido a su enfermedad y murió el 30 de Septiembre de ese año.
Fue
beatificada en 1923 y canonizada en 1925. Se le presenta como una monja
carmelita con un crucifijo y rosas en los brazos. Ella decía que después de su
muerte derramaría una lluvia de rosas.
Santa
Teresita del Niño Jesús nos enseña un camino para llegar a Dios: la sencillez
de alma. Hacer por amor a Dios nuestras labores de todos los días. Tener
detalles de amor con los que nos rodean.
Nos
enseña a servir a los demás con amor y perfección viendo en ellos a Jesús. Toda
su vida fue de servicio a los demás.
Nos enseña a tener paciencia ante las
dificultades de la vida. Su enfermedad requirió de mucha paciencia y
aceptación. Sólo estando cerca de Dios el sufrimiento se hace dulce.