La Isla de los Estados ubicada en el extremo austral de nuestro territorio en el lugar donde se unen los dos océanos más importantes del planeta el Pacífico y el Atlántico, constituye uno de los límites australes de nuestro país y también mundo. Este espacio casi desconocido cobra relevancia por su historia, geografía, literatura, marco natural, especies animales y vegetales, pero fundamentalmente por la presencia centenaria de personal civil y militar en la isla.
El porqué de este día: El “Día Nacional de la Isla de los Estados”, fue instituido por Ley Nacional N° 25.150, en 1998, en honor a una de las personas que formaron parte de la historia argentina, Luis Piedrabuena, quien fue considerado durante muchos años prácticamente el "dueño" de la isla, y la custodió hasta su muerte, el día 10 de agosto de 1883.
El Comandante Piedrabuena
Nació el 24 de agosto de 1833 en Carmen de Patagones. Se casó con Julia Dufour y con
ella tuvo cuatro hijos: Luis, Ana, María Celestina y Julia Elvira. Como hombre de familia, sufrió el
alejamiento de su hogar en cada uno de sus viajes, hasta el día de su muerte el 10 de agosto de
1883.
Marino extraordinario, fue recibido por los presidentes Mitre, Sarmiento y Avellaneda, y llegó
a ser distinguido por la reina de Inglaterra, el káiser de Alemania y el presidente de los Estados
Unidos.
Fue, embajador en el sur de nuestro país recibiendo sólo instrucciones verbales para
realizar las misiones que se le encomendaban, de esta manera él se convirtió en un promotor
incansable de la zona austral Argentina.
Se destacó por su permanente idea y lucha por el poblamiento de esta región del país aun
cuando no pudo ser testigo del proceso de ocupación de Santa Cruz, que se inició dos años
después de su muerte.
Defensor de los derechos argentinos en la Patagonia en 1859fundó un establecimiento
comercial para el trueque de mercaderías con los pueblos originarios como los Tehuelches, en la
isla Pavón (próxima a la desembocadura del río Santa Cruz), y habilitó un puesto de apoyo en
Puerto Cook (isla de los Estados).
Su asentamiento era el único lugar civilizado al sur de Carmen de Patagones, y allí izó la
bandera nacional y defendió la soberanía argentina al sur del río Santa Cruz.
Su presencia constituyó el argumento esgrimido por Argentina en la definición del trazado
de la frontera con Chile (en 1881, tras 22 años de su permanencia en la Patagonia austral,
Argentina y Chile firmaron un tratado de límites). En 1862, en uno de sus tantos viajes, llegó hasta
el Cabo de Hornos y dejó grabado en un peñasco: "Aquí termina el dominio de la República
Argentina. En la Isla de los Estados (Puerto Cook) se socorre a los náufragos. 1863. Capitán L.
Piedra Buena”.
En 1864 el Comandante fue nombrado Capitán Honorario de la Marina Nacional y en 1868
el gobierno otorga las primeras concesiones de tierra en el sur y entregan en propiedad a
Piedrabuena la Isla Pavón y la Isla de los Estados, en reconocimiento a sus méritos marítimos
humanitarios como de reafirmación de la soberanía argentina.
Intervino en diversos salvamentos oficiales y socorrió a más de doscientos náufragos desde
que llegó por primera vez a la Isla de los Estados, en agosto de 1847. Sus viajes realizados
con pequeñas naves en los mares del sur se inmortalizaron como verdaderas hazañas,
asignándole el reconocimiento como héroe de los mares.
El 10 de marzo de 1873, su embarcación Espora, estaba fondeado frente al lugar que
Piedrabuena llamaba Bahía de las Nutrias cuando un fuerte temporal le hizo perder las anclas,
infructuosamente intentó varar el barco en la playa, pero terminó golpeando con las rocas y
hundiéndose. Piedrabuena y los 8 tripulantes llegaron a la costa y durante 3 días intentaron sin
éxito rescatar el buque hundido pasado este tiempo el capital decidió la construcción de un nuevo
buque con los restos del naufragio y las maderas de las que pudieron proveerse en la isla. Unos
días después con una embarcación muy precaria que llamó Luisito en recuerdo de su hijo zarpó
hacia Punta Arenas, adonde llegó el 27 del mismo mes.
Por sus hazañas en 1878 Julio A. Roca le otorga el grado de teniente coronel de la Marina.
La “Isla del fin del mundo”
Entre las particularidades del espacio geográfico de nuestro país el 10 de agosto
celebramos el día de una de las islas emblemáticas hasta donde llegó, por ejemplo, la mente de
Julio Verne para situar una de sus novelas.
La Isla de los Estados es una reserva integrada por un conjunto de islas e islotes ubicados
al este de Tierra del Fuego, en el extremo sur del continente. Si bien se trata de una reserva
provincial, el dominio de la isla es de la Armada Argentina.
Tiene una longitud aproximada de 65 kilómetros, su superficie -incluida la de las islas
adyacentes: Año Nuevo al Norte, Dampier y Menzies al Sur- es de unos 530 km2. Sus costas con
una longitud de 300 km. están formadas por bahías y fiordos, con acantilados que caen
abruptamente sobre el mar y algunas playas de canto rodado y de arena. En el centro de la isla se
localizan dos cordones montañosos, últimas estribaciones de la Cordillera de los Andes, cuya altura
máxima alcanza los 823 metros.
Por sus características naturales únicas para la Argentina es elegida por aves y mamíferos
marinos que se concentran allí en las épocas reproductivas de cada especie; por su aislamiento y
difícil acceso fue elegido como lugar para la instalación de una cárcel que funcionó hasta fines de
1902.
Entre los siglos XVII a XIX fue muy frecuentada por marinos a causa de la intensa
navegación de los mares australes y por su particular ubicación como por las historias que los
marinos inventaban en cada viaje, tomó trascendencia mundial, lo que inspiró a Julio Verne, uno de
los más grandes novelistas de la historia, a situar allí una de sus obras: “El faro del fin del mundo”.
En la actualidad, los signos de la acción del hombre se remontan a principios de este siglo y
con excepción de un apostadero de la Armada Argentina la isla es muy poco intervenida por el
hombre.