“Alegrémosnos
en un día tan bello” SAMG
La fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María, se celebra en
toda la Iglesia el 15 de agosto. Esta fiesta tiene un doble objetivo: la feliz
partida de María de esta vida y la asunción de su cuerpo al cielo.
El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de
su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este Dogma
fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950.
El
Papa San Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, explica:
"El dogma de la Asunción
afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto,
mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al
fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular
privilegio"
(San Juan Pablo II, 2-julio-97).
¿Por qué es importante que los católicos recordemos y profundicemos
en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo
Catecismo de la Iglesia Católica responde a este interrogante:
"La Asunción de la Santísima Virgen constituye una
participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la
resurrección de los demás cristianos".
Toda la liturgia de hoy, nos llama a vivir una esperanza firme y una
alegría siempre presente en nuestra vida, incluso cuando el dolor nos visita.
Hoy, unidos a Jesús, damos gracias a Dios Padre, porque María, la madre de
Jesús, ha pasado de estar en la tierra acompañada por los amigos de su Hijo, a
la Casa del Padre en el cielo, participando de la vida feliz y plena de Jesús.