domingo, 12 de junio de 2022

Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

El domingo pasado, con la solemnidad de Pentecostés, terminó el tiempo de la Pascua; el lunes retomamos el tiempo ordinario, es decir, el tiempo de la Iglesia, un tiempo en el que estamos llamados a vivir el Evangelio en la normalidad de la vida cotidiana, dando testimonio de la alegría de ser discípulos de Jesús crucificado y resucitado.

La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a la celebración del día de la Santísima Trinidad.

El misterio de la Santísima Trinidad, un sólo Dios en tres Personas distintas, es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo.

Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Los católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses, sino en un sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres, pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios.

El Papa Francisco en 2013 al explicar a unos niños las tres personas de la Santísima Trinidad les dijo que “el Padre crea el mundo, Jesús nos salva ¿y el Espíritu Santo qué hace? Nos ama, nos da el amor”.