miércoles, 2 de noviembre de 2022

“Dales, Señor, el descanso eterno.

Que brille para ellos la luz que no tiene fin.

Descansen en paz”. Amén.

 

Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio. 

La Iglesia recomienda la oración en favor de los difuntos y también las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos a hacer más corto el período de purificación y que puedan llegar a ver a Dios. A estas oraciones y/o gestos se los llama sufragios. El mejor sufragio es ofrecer la Santa Misa por los difuntos.

San Agustín decía: "Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios".

Elevemos hoy nuestras oraciones por las almas de nuestros familiares, amigos y conocidos que ya partieron a la Casa del Padre.

María, Madre de Dios, y Madre de misericordia, ruega por nosotros y por todos los que han muerto en el regazo del Señor. Amén.